LAGO DE LOS CISNES
“El lago de los cisnes” es el primero de tres ballets de Pyotr Tchaikovsky. Es reconocida como una obra maestra insuperable del ballet clásico y se ha representado constantemente en los escenarios más famosos del mundo durante casi un siglo y medio. Fue la música de Pytor Tchaikovsky y la coreografía de Marius Petipa y Lev Ivanov las que transformaron el libreto de ballet tradicional en una obra maestra del arte. Hermosos trajes, ricos escenarios, música mágica y danza perfecta, donde los brazos actúan como alas que bailan tan expresivamente como el cuerpo, todo se une para convertirse en un símbolo de perfección.
Muchos fragmentos de “El lago de los cisnes”, como “Dance of the Little Swans”, “Waltz” y “Spanish Dance”, llevan mucho tiempo viviendo una vida separada como números de conciertos populares, pero solo como una obra única y dinámica son capaces de mostrar toda la riqueza y profundidad de la composición. En el ballet, la realidad y la fantasía se alternan, creando una dinámica única. La esencia de la actuación es mucho más profunda que la simple lucha entre el bien y el mal. Es la lucha entre la inexperiencia y la astucia.
El hechizo del genio maligno, Rothbart, solo puede ser destruido por el amor verdadero. Siegfried jura su amor eterno a Odette. Si se viola este juramento, Odette siempre será un cisne. La astuta Odile aparece como la doble de Odette en el castillo del príncipe. Ella engaña al enamorado Siegfried y él viola el juramento que le hizo a su amada. Este poderoso conflicto se transmite a través de una combinación ideal de coreografía y música.
La presencia de una obra clásica de tan gran formato como “El lago de los cisnes” en el repertorio de un teatro es una muestra evidente de la gran habilidad de los artistas. La unión de la música y la coreografía brindan al público un placer genuino.
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